martes, 22 de noviembre de 2011

Los malos hábitos alimenticios



Durante la etapa escolar los padres descuidan aspectos importantes como las loncheras o los horarios de refrigerios. Preparan loncheras sin criterios nutricionales y piensan que colocando un jugo natural, un sánguche y una fruta el tema está cerrado. A estas alturas, muchos ya deben tener claro que ni las golosinas, galletas, snacks, gaseosas, jugos derivados o energizantes son saludables. Por ejemplo, una botella de gaseosa tiene en promedio el doble de la cantidad de calorías que requiere un niño por día. Muchas veces optan por darles dinero a sus hijos, lo que hace que estos compren productos de muy poco valor nutritivo en los quioscos.

En casa, algunos niños comen pequeños bocadillos antes de las comidas y al momento del almuerzo o la cena ya no tienen hambre. Darle de comer mucho a un niño delgado o poco a un pequeño con
sobrepeso no es lo aconsejable. Es necesario que se visite al nutricionista y que este le recomiende una dieta especial acorde con su peso y la edad. El niño no solo debe alimentarse bien, sino comprender que lo que está ingiriendo es lo que en verdad necesita. De esta forma, se evita que el niño un día se niegue a comer la cena o el almuerzo. Los padres deben ser ingeniosos con los platos y las loncheras para evitar que el niño se aburra de lo mismo.

Muchos estudios señalan que las personas (en especial los niños) que comen viendo televisión podrían sufrir de sobrepeso. Esto se debe que mientras estamos atentos a la pantalla no somos conscientes de cuánto y qué ingerimos.“Muchos padres utilizan el televisor como herramienta para que sus hijos accedan a comer, ese es un hábito debe ser reemplazado por otros como la conversación. Eso, además, ayudará a afianzar la comunicación de la familia”

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