lunes, 21 de noviembre de 2011

Lo que no sabía



Estoy en Huancayo porque me dijeron que aquí encontraría a mi cuñado, un tal Facundo. Mi suegra me lo dijo y yo le prometí que vendría a verlo a penas ella se pusiera mejor. La abrasé fuerte en señal de que no le fallaría, pues ella estaba muy enferma y yo dispuesta a darle el gusto mientras se recuperaba. “No dejes de ir a buscarlo - me suplicó. Es de este modo y de este otro. Estoy segura de que le encantará conocerte”. Entonces no pude hacer más que asegurarle y demostrarle que iría, que iría en ese instante y no esperaría más, y me vio tomar rumbo luego de que me costara alejarme de esos labios fríos y sin color y ya sin vida que habían besado mi mejilla.

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